Rapidez y facilidad de ejecución. El tiempo de montaje de los ladrillos cerámicos de gran formato se reduce notablemente debido al gran tamaño de las piezas y a su forma machihembrada.

Fácil almacenaje en la obra. Debido a su resistencia a la humedad y a la climatología adversa, los ladrillos pueden almacenarse en cualquier punto de la obra sin riesgo de deterioro.

Reducción de las rozas. Al poderse aprovechar las canalizaciones internas de los ladrillos para reconducir las instalaciones, reducimos notablemente las rozas horizontales.

Reducción de escombro. Las piezas cerámicas se cortan con cizalla, lo que garantiza un corte limpio del ladrillo, un mayor aprovechamiento del material, y una menor cantidad de resíduos.

Alicatado directo. La planeidad de las piezas cerámicas permite el alicatado directo sin necesidad de enfoscados.

Aislamiento térmico. Las pareces de ladrillo cerámico tienen una gran inercia térmica, lo que garantiza un mayor confort en las viviendas.

Aislamiento acústico. Verificado gracias a numerosos ensayos en laboratorio.

Alta resistencia. Tanto al impacto como a las cargas suspendidas (muebles de cocina, estanterías…) sin necesidad de usar fijaciones especiales o refuerzos.

Seguridad frente a incendios. Una de las propiedades intrínsecas de los materiales cerámicos es que no son combustibles ni emiten humos con el contacto directo del fuego, lo que evita la propagación vertiginosa ante posibles incendios en las viviendas.

Acabados uniformes. La planeidad de las placas cerámicas de gran formato, junto al revestimiento de placa de yeso laminado o proyectado de yeso o mortero, consiguen un acabado listo para la aplicación de pintura.

Rentabilidad económica. Las múltiples prestaciones que ofrece la tabiquería cerámica de gran formato, unidas a su bajo coste, la convierte en uno de los materiales más demandados en el sector para la ejecución de nuevas obras.

Material sostenible. Todos los materiales para la fabricación de las placas son de origen natural y 100% reciclables.

Resistencia a la humedad. La presencia de agua no altera las propiedades de las placas, lo que es especialmente esencial en espacios como cocinas y baños, para evitar la aparición de mohos y malos olores.